¿Por qué la innovación educativa?

Una sociedad en constante cambio exige organizaciones educativas que se adapten, que revisen sus formas de actuar y que busquen la máxima coherencia en relación con las necesidades del entorno. Así, la innovación, que era un propósito de organizaciones creativas y de vanguardia, se convierte en una necesidad generalizada de todos los centros.

La mejora educativa es un reto que permanentemente se plantean los centros educativos. Sin embargo, sus propósitos y metodologías son a menudo distintos y descordinados, lo que favorece, y también, explica gran parte de los fracasos conocidos.

Constantemente se habla de innovación, de cambio, pero ¿qué significa realmente?¿dónde se debe producir? ¿en que contexto? ¿cómo lo hacemos? ¿quien lo hace? ¿en que condiciones?

Posibiltar un cierto nivel de éxito de la institución educativa, exige ante todo,  entender el centro educativo como unidad.

Por tanto, no cabe duda, que la mejor manera de enfocar la innovación sea a partir de los diferentes componentes organizativos del centro educativo.

De este modo, ya no solo hablaríamos de una innovación pedagógica y curricular, claves de toda institución educativa y su razón de ser, sinó que ello conllevaría un cambio en el resto de los componentes.

La apertura de los centros educativos a otros profesionales, el desarrollo de una escuela comunitaria, la planificación y evaluación en equipo, la organización efectiva de la tutoría, la revisión de las formas de distribución de los recursos, la flexibilización de las «invariantes pedagógicas» tiempo y espacio, etc… son pequeñas reformas al alcance de todos los centros que ayudan a mejorar la calidad educativa.

Una educación que quiera responder a los nuevos desafíos no tiene suficiente con modificaciones puntuales, precisa ordenarse desde las realidades y ámbitos concretos.